26.7.09

IX (El candil del ermitaño)

Una mañana de enero, o febrero, del 2007, salí de mi casa, y me encontré en el suelo, junto a la puerta, una polilla, enorme, hermosa, y muerta. Me gustan las polillas, porque representan para mí la intuición: se hacen paso en la oscuridad buscando la luz de la bombilla. Deprimido como estaba, encontrar la polilla muerta en la puerta de mi casa, fue muy representativo.

El arcano número IX, el ermitaño, es un anciano, envuelto en un sayo, que se hace paso en la oscuridad con un candil en la mano; representa esa misma intuición. Mi intuición imprudente, me había llevado a lugares insospechadamente terribles. Cuando la polilla se cuela en la bombilla, está condenada.


No hay descanso en la puerta
ni estará jamás mi casa sosegada:
ayer encontré en la entrada
una polilla yaciente.
Dejé escapar el ángel pálido
de la ilusión vana y complaciente,
siguiendo su estela hiriente,
llegué hasta el Intruso ávido
que, abriendo sus fauces,
me invitaba a desgarrarme
entre sus dientes.


En este poema hay referencias a San Juan de la Cruz (para variar), y curiosamente, a H. P. Lovecraft, premio para el que las encuentre. Es una combinación muy divertida, porque San Juan, en sus arrebatos, se encontraba con su Dios bondadoso, pero ¿y si se encontrara con un temible dios exterior como el de los relatos de Lovecraft?.

19.7.09

Dafne

Después de unas semanas sin tener apenas descanso, me escapo un momento para dejaros algunas palabras y otro más de mis poemas de la época del 2006-2007. Pido disculpas a mis amigos bloggeros porque no he tenido ni oportunidad de pasarme para leerles, y noto que la actividad ha sido intensa; en cuanto pueda os dejaré los acostumbrados comentarios.

El siguiente poema se titula Dafne. La historia de Dafne pertenece a la mitología clásica, se trata de una dríade, una ninfa de los ríos. Apolo, el dios del Sol, se enamora de ella por una jugarreta que le hace Eros. Dafne, sin embargo, detesta a Apolo, y trata de huir de él. Dafne corre desesperada por el bosque para huir del dios, finalmente los dioses se "apiadan" de ella y la transforman en el árbol del laurel.

Cuando escuché esta historia, me preguntaba por qué era tal la insistencia de Dafne por huir de Apolo (yo no sabía que Eros la había hechizado para detestarlo), y si encontraría Dafne alivio al transformarse en un árbol. Llevé la historia a mi propio mundo personal, y pensé en Apolo (dios del Sol) como el mismo Sol, más que como un ente humano, y en lo que representaba para mí el Sol. Este astro se repite mucho en la poesía que escribí durante esta época: el Sol lo representa Todo, es un ser imparcial, con su calor y su luz sobre la Tierra, impone sus leyes, es el que te da la vida y también el que te la quita, es el que ama, pero con un amor tan fuerte que abrasa, es el ente que nos hace movernos a su alrededor y en el que acabaremos sumergiéndonos, si no se apaga antes. Bien mirado, el Sol cumple en muchos de sus atributos, con las mismas atribuciones que se pueden aplicar a Yahvé-Dios, el Dios hebreo del Antiguo Testamento. Esta arriba, en los cielos, observándote, todopoderoso, puede castigarte o bendecirte, y no hay nada que podamos hacer para controlarlo.

Así pues, mi Dafne íntima y personal huía de Dios, o más bien de la ley de Dios. Pero de Dios nadie puede huir. Es esta una gran calamidad para la humanidad.

Dafne, en mi poema, busca qué forma adoptar, en qué puede convertirse o a dónde puede huir, para poder escapar del amante, que más que Dios, o el irreductible Sol, es la Realidad imperante: todas las leyes de nuestro mundo, desde las naturales hasta las más sociales, incluso las que nos son propias como base de nuestra sociedad. Dafne busca distintas formas de huir de esta realidad, pero inevitablemente siempre acaba dándose de bruces con su destino de mundo real. Dafne finalmente acepta su destino de árbol, y entiéndase árbol como vegetal, ser anodino e inmóvil, que abandona todo pensamiento, y se funde con la tierra para poder vivir en paz, si bien sueña con que alguna vez pueda conseguir librarse del mundo real, y finalmente triunfar (no olvidemos que el triunfo se representa con una corona de laurel, árbol en el que acaba transformada Dafne) . Triste historia.

Lo titulé XIII, Dafne porque el número XIII es, en el Tarot, la carta de la muerte, ya que, siguiendo otro curso de pensamientos, pensé que Dafne, queriendo huir de esta realidad, quizás sólo quería huir de la muerte. Al mismo tiempo, y esta es la base de la confusión de este y de algunos de mis otros poemas, quizás sólo sea la muerte, junto a la locura, la que consiga librarnos de la realidad. Y el terror, lo que nos mantiene apegados a la realidad, y hace que huyamos de la muerte y de la locura. Con este curso de razonamientos, es lógica la confusión, y él no saber si aproximarse o huir...

XIII (Dafne)

Aquí estoy de nuevo, arrastrándome por el suelo
por si eso bastara.
Quizás hoy encuentre en el duro mármol
de tus regias leyes
un vacío,
o mi cuerpo siendo un árbol
pudiera atravesar lo pétreo de tus posibilidades
con unas raíces que no absorban las vanidades
de mi carne.
Y mientras tanto me pregunto
por qué es tu causa tan inflexible
y la mía tan irrefrenable, y no me digas
que lo contrario es un desierto,
que no me basta.

Pues ya ves que aquí estoy de nuevo, arrastrándome
por una cama, tratando de averiguar qué resorte,
o qué agujeros he de hacer a qué huesos
para volverlos huecos y emprender el vuelo,
ser ave y que nunca me atrapes,
y ahora llama al huracán, y yo lamiendo tus besos
de viento,

porque pronto estaré arrastrándome,
como caminando con la nariz reposando en un espejo
con la cabeza vuelta del adivino,
tratando de huir de los vientos de mi destino,
¡ya olvidé si lo que quiero es amarte,
si me alejo o me aproximo!

Así que estaré de nuevo arrastrándome,
y te suplicaré
un poco de luz con su sombra, con su tierra
y con su abono, y extenderé mis ramas hacia ti
y soñaré coronas de laurel
mientras me traga la olvidadiza hiedra.




2.7.09

Escribo dos poemillas que hice hace tiempo y que hablan de en qué consiste para mí la composición poética. Curiosamente entroncan un poco con la concepción que tiene mi amigo, y me atrevo ya a decir que mentor, Fermín, que con cada poema suyo me enseña tantas cosas nuevas: básicamente, el poema ya existía antes de ser escrito, pero uno se lo traga, y tiene que diseccionarse para sacarlo de dentro. Yo digo que uno es el poema, y se traga a sí mismo, y luego tiene que parirse a sí mismo, pero como no tiene cuerpo, tiene que usar imposibles, aún así, los imposibles ocurren.

DECIR

Toma el aire y entra decidido en su seno,
descansa ahí un instante y muta,
transfigura a puro elemento,
a anhelo, a eterno mito, a fuga.
Entonces gesta, florecimiento,
aún pronto parte, y en la quebradura
toma forma, como perla del sufrimiento,
pero así dolorido deforma, y sólo susurra.

___

Asir un poema de agua con las manos
un mutilado,
escribirlo con pluma de ave fabulosa
con los dedos de un no-nato enjaulado,
arrojarlo al pozo que existe
y rezar para que se haga paso
hasta la superficie.

Sobre mí

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Siempre he estado interesado en la comunicación y en las relaciones sociales, así que en 2001 comencé estudios universitarios de Psicología en Jaén y Nancy (Francia). En 2007 decidí emprender una nueva trayectoria profesional en el mundo de la comunicación y ventas. Simultaneé mi primer empleo como Agente Comercial con estudios de Comercio y Marketing. Pero la vida da un montón de vueltas y este cajón es muy pequeño. Conclusión, me he probado ya cien máscaras y todas me resultan incómodas.

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