7.6.08

Just (You Do It To Yourself)

Conocí a Jean, un día radiante de primavera a orillas del Sena. Era encantador con su cara pintada de blanco y su pelo de morado. Intimar con un mimo es necesariamente una empresa casi impensable, pero esta vez todo fue distinto. Al poco estábamos abrazados y nos besábamos apasionadamente. Fue un acto definitivamente liberador para ambos. Parecía como si por una vez hubiéramos conseguido alcanzar todos nuestros sueños en un solo instante, mágico y necesariamente irreal. Por primera vez ya nada importaba más que nosotros dos, pero al mismo tiempo, todo a nuestro alrededor se volvía más hermoso. La luz del sol se reflejaba en el agua en un juego eterno que cobraba sentido junto a los edificios y los coches, y luego la gente que paseaba por el parque, aquella noria, una pirámide de vidrio y el imponente museo. Pero sobre todo él, él y su cara maquillada que se deshacía entre mis dedos, la pintura de sus labios ensuciando los míos, y mi cara y mi cuerpo, ensuciándonos los dos, llenándonos el uno del otro, sentíamos el calor del sol y el de nuestros cuerpos abrazados y, tumbados en la hierba, nos fundíamos y nos hacíamos uno, la tierra, él y yo. La felicidad era su rostro radiante y lleno de incredulidad, y eran mis manos adivinando su cuerpo cuando le quitaba la camiseta.
Ya casi caía la tarde, y seguíamos enredados en algún lugar en el jardín de las delicias, París se revelaba ante mí en todo su esplendor pero decidimos marcharnos a su modesto estudio para follar. Y allí, desnudos al fin, él besaba todo mi cuerpo y me abrazó entrando en mí. Yo mientras me divertía diciéndole guarradas que le envalentonaban y lo llenaban de fuego e ímpetu pero, sin embargo... Sin embargo, ante mi sorpresa, Jean paró de repente, y entre lágrimas me dijo:

- Tengo el SIDA.

- La has cagado.

Le dije yo y, tras unos momentos de reflexión, decidí que no podía arriesgarme y, ante su sorpresa, descubrió que seguía a orillas del Sena, con la cara pintada de blanco, y el pelo de morado y con la camiseta puesta y, mientras yo me alejaba de allí de un salto flotando en el aire, le expliqué lo siguiente:

– Todo esto era un sueño.

Después desperté brevemente y me pregunté por qué me estaba haciendo esto a mí mismo, pero no tardé en volver a quedarme dormido.

3 comments:

Dita Ciccone said...

qué putada, curiosas imágenes las que provoca tu relato, agridulces

elfa said...

mmh, esto ya te lo había leído. Es magnífico y demuestra que tampoco odias tanto a los mimos xd

Argax said...

Pasé por aquí, seguiré haciéndolo.


Sobre mí

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Siempre he estado interesado en la comunicación y en las relaciones sociales, así que en 2001 comencé estudios universitarios de Psicología en Jaén y Nancy (Francia). En 2007 decidí emprender una nueva trayectoria profesional en el mundo de la comunicación y ventas. Simultaneé mi primer empleo como Agente Comercial con estudios de Comercio y Marketing. Pero la vida da un montón de vueltas y este cajón es muy pequeño. Conclusión, me he probado ya cien máscaras y todas me resultan incómodas.

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