6.6.07




Un día cualquiera


El otro día, Cha y yo estábamos en el Missisipi, como de costumbre. Charlábamos de esto y aquello, nuestras cosas: chicos y chicas, arte, sexo, muerte, Crohn, psicosis, periódico y café… Y de repente surgió la pregunta, por fin esa pregunta que ambos temíamos, porque la respuesta no era de este mundo:


Cha: ¿Qué nos ocurrió aquellas Navidades?




Yo me quedé callado, suspiré, me apoyé en la mesita redonda junto a mi café con hielo. Sólo me dejaba llevar por la ensoñación, por el recuerdo, tan agrio y tan dulce, de aquella época en la que viajé a otro mundo de la mano de mi mejor amiga, aquel momento en el que todas las cosas del Universo se concentraron en un solo punto en algún lugar entre mi cráneo y la zona un poco por debajo del ombligo, y yo tenía que tragarlo todo y asimilarlo, y sin embargo con ella… con ella, ambos lográbamos volverlo todo arte, el más hermoso y complicado de los artes, el de vivir llenos de inocente capacidad para sorprendernos. La única palabra que se me ocurría era casualidad, pero finalmente abrí la boca para hablar:

José:
El ruido del avión
y el mundo se perdió
y todas las miradas se centraron en mi voz
sabía que decir

(y)

aunque

lo dijeras al revés
yo estaría sin dormir
y las líneas de mi mano seguirían sin decir
que no se me pasó
sólo fue
que olvidé
que una parte en las cosas es pura
y la otra sufrió una especie de crisis de angustia
que la devolvió sin querer dar la vuelta

Al tiempo estaba de pie, frente a ella, ella quedó bastante atónita porque estaba bailando delante de ella, y mientras se preguntaba de dónde saldría aquella música, Herminio y el camarero peruano estaba detrás mía y hacíamos una coreografía perfecta llena de sentimiento, quebrada y dolorida como una flor de invierno:


José:
dije y sí
lo noté

como todas las cosas se vuelven de plata y la luz
se apagó
encendiendo a su vez una estrella que indica
el lugar donde pierdes el sueño

y logré
que esta vez los fantasmas pagaran la cuenta
yo tiro otra vez

y ahora,
yo sé lo que tengo que hacer
conseguirme otro par de zapatos
……………


Ante mi sorpresa, Cha continuaba la canción, poniéndose ella también de pie, y aproximándose a mí, tomó mis manos con las suyas y me miraba a los ojos con dulzura:

Cha:
…de cuero y de cordón
de lágrimas y pan
con todas las canciones que nunca llegué a tocar
donde se durmió
esa voz y ese lugar
se hace oír
aunque no llegó a sonar
y las palabras no surgieron en el viento

Y es verdad

que una vez
yo también intenté conseguir lo que tú
y me encontré

rodeada de gente que no conocía
todos sabían mi nombre

Ambos:
mi nombre es
ese que tu me has dado
mi nombre es
ese que llama por ti
mi nombre es ese que guarda mil horas

y es verdad

que esta vez
los fantasmas pagaron la cuenta, yo tiro otra vez
y ahora
yo sé lo que tengo que hacer
conseguirme otro par de zapatos


el ruido del avión

9 comments:

Eric Blair said...

¿Que nos ocurrio aquellas navidades? - No soy capaz de seguir leyendo a partir de esa frase. Prefiero imaginarlo, son tonterias mias, ya lo se.

yosoyjoss said...

y eso? explicate, anda...

chá said...

no sé, queda como un vago recuerdo, pero cada vez que lo poienso, sé que algo cambió a partir de ese momento y para siempre...

Bonito de verdad...

yosoyjoss said...

a mi me cambio la vida (es verdad que los fantasmas pagaron la cuenta)

chá said...

yo tiro otra vez, y, espero que tú hagas lo mismo...

¿cuándo nos vamos a atrezar del séptimo sello????

luca said...

thats sexy

chá said...

mm, luca es sexy...

luca said...

i know i'm sexy mi cumple esta super mega cerca :P tendre 22 ke emocion

chá said...

felicidades luca!!! cuando es??

unbeso a todos


Sobre mí

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Siempre he estado interesado en la comunicación y en las relaciones sociales, así que en 2001 comencé estudios universitarios de Psicología en Jaén y Nancy (Francia). En 2007 decidí emprender una nueva trayectoria profesional en el mundo de la comunicación y ventas. Simultaneé mi primer empleo como Agente Comercial con estudios de Comercio y Marketing. Pero la vida da un montón de vueltas y este cajón es muy pequeño. Conclusión, me he probado ya cien máscaras y todas me resultan incómodas.

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