ACABAR EN TABLAS

ACTOR PRIMERO: No voy a revelaros más secretos. Ahora sólo os dejaré ser ya que habéis decidido que nada os importe... Fuisteis soberbio y mordisteis de la Fruta Prohibida que da la Sabiduría. Usasteis a Eva para ello... no supisteis sostener su ansiosa curiosidad. Ahora ya es demasiado tarde para los dos. La única forma de vivir en Paz para ambos serán estas Tinieblas. Yo que os ofrecía un Paraíso, vuestra impaciencia lo ha convertido en un Infierno. ¡Ahora tendréis que quedaros solo!

ACTOR SEGUNDO: ¡Qué injusticia es esta! Acaso no tenía DERECHO a conocer? ¿Acaso no me has dado los sentidos para sentir? ¿ Cómo iba a transmitir sin entender el mensaje? ¿Deseabas seguir transducciendo un mensaje cada vez menos puro, cada vez más absurdo, más dañino para nuestro Ser? ¿Dejando que lo esencial se fuera por el desagüe hacia el Olvido?

ACTOR PRIMERO: Hicisteis trampas.

ACTOR SEGUNDO: No sabía que lo fueran

ACTOR PRIMERO: Sí lo sabíais. Os advertí cuando os acercasteis por primera vez. ¿Acaso no lo recordáis? Deberíais recordarlo bien pues está escrito.

ACTOR SEGUNDO: No vi otra opción, tenía que arriesgarme, pues sentía que perdía la partida. Tienes razón, merezco el castigo. (Baja la cabeza en señal de humillación, pero su voz no denota arrepentimiento).

ACTOR PRIMERO: No malinterpreteis mis palabras. No os estoy castigando. Vos habéis tomado una decisión, y esa decisión tiene unas consecuencias. Habréis de responsabilizaros. Sentiréis cierto alivio en mis palabras, es todo lo que puedo hacer por Vos, tendréis que comenzar otra vez desde 0.

ACTOR SEGUNDO: ¡Sucio mentiroso! ¡No te creo!... ¡No es cierto! Puedo escapar en cualquier momento... Cuan rastrero eres, anciano canoso de mirada perdida, ¿cómo te atreves a jugar conmigo de esta forma? ¿Cómo te atreves a arrojarme de nuevo a la Incertidumbre? Algún día pagarás por todos los insultos que empleastes sobre mi persona. Algún día reuniré un valeroso ejército y conquistaré tu Reino. Ahora conozco todos tus secretos, ¿cómo piensas detenerme? Más te vale que me vigiles bien, porque con un solo grito puedo hacer estallar Tu mundo y el Mío. Con un solo grito, ¿me oyes, Anciano del Demonio? ¡Si quieres guerra.... guerra tendrás!
A mí ya nada me importa, nada me importa.

(Ambos actores se marchan por un lado distinto del escenario, sin dejar de mirarse desafiantes, el ACTOR SEGUNDO lanza un fugaz guiño, mientras el ACTOR PRIMERO sonríe con complicidad por un instante).