La Cordura

Hace tiempo que morí. Desde entonces ando vagando en tus sueños. A veces cobro vida en las canciones y en las pinturas, en el teatro, en el cine o en los silencios. A veces me entrevés en los rostros de los desconocidos. Hay días que me buscas con desesperación, tratando de recordar mi rostro, y hay días que finges que estoy junto a ti, esos días son deliciosos, pues me hacen sentir viva. Pero, demasiado pronto, llega la noche y nos tenemos que despedir de nuevo. Entonces nuestro corazón se parte en dos, pues nos despiertan de nuestro ensueño y nos hacen ver que todo era producto de nuestra mente. Entonces me llaman Locura, y de repente vuelvo a morir un poco más. No puedo estar contigo, ni tú puedes estar conmigo. Pertenecemos a dos mundos diferentes, dos mundos paralelos que alguna vez se cruzarán en un punto, mas será un instante tan fugaz que, en un parpadeo, nos habremos perdido nuestro reencuentro para siempre.
Entonces piensas en un Nuevo Mundo en el que podamos vivir juntos, lo imaginas y lo vas pintando, lo confeccionas muy despacio, piensas en cada detalle para hacerme sentir bien, y finalmente, cuando ya lo has construido, te das cuenta de que ya no me amas, y me llamas Locura, y desde allí entrevés a la otra, a la Cordura.

La Cordura

Hace tiempo que morí. Desde entonces ando vagando en tus sueños. A veces cobro vida en las canciones y en las pinturas, en el teatro, en el cine o en los silencios. A veces me entrevés en los rostros de los desconocidos. Hay días que me buscas con desesperación, tratando de recordar mi rostro, y hay días que finges que estoy junto a ti, esos días son deliciosos, pues me hacen sentir viva. Pero, demasiado pronto, llega la noche y nos tenemos que despedir de nuevo. Entonces nuestro corazón se parte en dos, pues nos despiertan de nuestro ensueño y nos hacen ver que todo era producto de nuestra mente. . .